Giancarlo Manzano / El País
En el centro de
Cali, en plena zona de renovación urbana, todavía se producen las tradicionales
rosquillas caleñas. Este producto, que se vende en el Suroccidente del país y
se exporta a algunas ciudades de Estados Unidos y otras en Europa, nació en la
esquina de la Carrera 14 con Calle 13, en una panadería que para los años 70
fue muy famosa en la ciudad.
Hernando Rojas y
Stella Hurtado (Q.E.P.D), fundadores de Rosquillas Caleñas, sabían del negocio
de la panadería y en su propósito de emprender iniciaron su propio proyecto.
Fernando Rojas,
actual gerente de Rosquillas Caleñas, recuerda que sus padres, pese a haber
recibido poca educación, siempre han sido creativos, innovadores e
independientes, por lo que le apostaron a este negocio.
Stella Hurtado
Hernando Rojas Rosquillas Caleñas
Doña Stella Hurtado
y su esposo Hernando Rojas en uno de los puntos de venta caliente de Rosquillas
Caleñas.
“Mi padre leía muchos libros de superación
personal y siempre quiso ser independiente, por eso comenzó a pensar en
desarrollar un producto diferente, a partir del pandebono y del pandeyuca que
eran los alimentos típicos de la región”.
Fue en ese momento
que empezaron a probar mezclas hasta desarrollar lo que hoy conocemos como
rosquillas, un alimento que se hace con queso costeño y almidón de yuca.
Para los años 70,
recuerda Fernando Rojas, su madre elaboraba las rosquillas y su padre las
vendía en eventos públicos, especialmente deportivos.
Algunos caleños
recuerdan que el producto solo se conseguía en esa panadería del centro de la
ciudad, por lo que era usual hacer una parada en ese lugar. .
“Llegaron los
Juegos Panamericanos y les fue muy bien, tanto que empezaron a expandirse. En
los ochenta, gracias a don Jaime Cardona, el producto se comenzó a vender en
los almacenes La 14”, aseguró Fernando Rojas, quien recuerda que la historia de
la empresa está llena de altibajos, de buenas épocas y otras no tanto, pero
sobre todo está marcada por el trabajo duro de sus padres.
Los hijos de los
fundadores de Rosquillas Caleñas, Hernando Rojas (Izq.) y Max Fernando Rojas
lideran actualmente la empresa, junto con sus otras dos hermanas.
Rosquillas Caleñas
es una empresa familiar a la que hoy está llegando la tercera generación para
enfrentar los nuevos retos de la compañía.
Rosquillas Caleñas
cuenta hoy con 150 empleados, de ellos unos 70 trabajan en la planta,
elaborando rosquillas, pero también otros snacks como extruidos (chitos),
trocillos, besitos, chicharrones y hasta galletas. Laboran en dos turnos, pero
por épocas lo han hecho hasta en tres.
Los productos de
esta empresa se consiguen en los supermercados del Cauca, Valle y Eje Cafetero.
Fueron maquiladores de Bimbo y ahora proveen a las tiendas D1.
La compañía, que
tiene 60 años de creada, sigue a cargo de la familia y doña Stella Hurtado,
quien falleció hace unos días, no dejó nunca de estar pendiente del negocio.
“Todos los días ella llegaba a la planta a las 7 de la mañana y se iba al
mediodía. Igualmente mi padre siempre está pensando en nuevos productos, en
empaques, en cómo diversificar, tiene mucha ideas para seguir avanzando en el
negocio”, cuentan sus hijos.
Por ejemplo, ahora
están buscando elaborar rosquillas con quinua, un cereal que proporciona vitaminas esenciales y regula el
sistema digestivo, por lo que está siendo usado en la preparación de muchos
alimentos.
Rosquillas Caleñas
es una empresa familiar a la que hoy está llegando la tercera generación para
enfrentar los nuevos retos de la compañía.
La meta de la
organización es seguir creciendo, pues en los últimos 15 años han tenido una
expansión constante de entre 5 % y 10 % anual, según cálculos de la familia.
También buscan consolidar los mercados regionales y externos, las rosquillas
llegan a mercados latinos de Estados Unidos, pero también se venden en España y
otros destinos europeos.
Esto gracias al
cambio tecnológico, la empresa pasó del horno de ladrillo a los giratorios y
rotatorios que permiten que cada 12 minutos se produzcan 70 latas de
rosquillas. Ahora están pensando en trasladarse del centro a una zona
industrial de la región. Allí tendrían hornos de túneles con los que se podría
tener una mayor capacidad. Hoy logran 15 toneladas de productos al mes.
Además, cuentan con
9 puntos de venta Calientes, que están ubicados en centros comerciales y en el
próximo mes abrirán dos más en Tuluá y Palmira.
Rosquillas Caleñas
compite en el mercado de snacks con multinacionales como Fritolay, Bimbo y
Nutresa con productos sustitutos, es decir, chitos, crispetas, trocillos, entre
oros.
El secreto de la
rosquilla, aseguró Fernando Rojas, es que la empresa trabaja con quesos
artesanales y proveedores que han mantenido a lo largo de su historia, mientras
las grandes organizaciones usan productos industriales. “Seguimos con mucho
optimismo y con ganas de crecer y seguir generando empleo. Pero todas estas
ideas que conforman hoy la empresa salieron de nuestros padres”, destacó el
directivo.
Según cálculos de
la Cámara de Comercio de Cali, el Valle del Cauca fue el principal exportador
de macrosnacks en 2018 con US$192,7 millones.