Todo parece indicar que el
celibato se ha convertido en el nuevo ‘viacrucis’ de la Iglesia Católica
porque, aunque se trate de conservar esa condición con plena espiritualidad,
los sacerdotes –como le sucede a cualquier ser humano– pueden ser objeto de las
tentaciones.
Y es que los curas también
son dueños de sus vidas y del “libre albedrio” que tanto cita la Biblia y que
hace parte de la doctrina de la Iglesia Católica, teniendo claro que el
servicio a Dios a través del sacerdocio no es una camisa de fuerza.
Por eso, fiel a su estilo
desparpajado y dicharachero, hoy el padre Alberto Linero anunció su decisión de
colgar la sotana y abandonar la Iglesia Católica desde el sacerdocio para
servirle a Dios desde una orilla muy diferente.
"Me mamé de cosas mías,
de soledades, me cansé y punto (...) la gran tragedia mía ha sido la soledad en
los últimos tiempos (...) seguramente voy a tener pareja. No me asusta ese
tema. Soy un tipo común y corriente. He sido lo más honesto que he podido. No
quiero sentirme solo (...) El tema no es sexual, no es genital, el tema no es
existencial", dijo el padre Linero al hacer este anuncio.
Al respecto, hoy cobra
vigencia que en el pasado el sacerdote –a la espera de la orden de su superior
para abandonar la curia– había manifestado que le era muy difícil dar consejos
de pareja cuando él no había pasado por el sacramento del matrimonio.
Lo cierto es que Linero es
parte de una la lista de reconocidos sacerdotes que han dejado esa condición
para poder abandonar el celibato sin ningún tipo de restricción.
Era mayo de 2009 cuando
estalló el escándalo del prestigioso padre Alberto Cutié quien era parte del
staff de presentadores espirituales de Telemundo, donde ganó fama y popularidad
por sus consejos para superar los problemas personales.
Una revista de entretenimiento
reveló las fotografías del padre mientras se acariciaba y besaba
apasionadamente con una jovencita en una playa de Miami violando las reglas de
la Iglesia Católica sobre el celibato. Pocos días después el líder espiritual
fue expulsado del sacerdocio y sin ningún problema contrajo nupcias con su
pareja.
Tras este impasse, Alberto
Cutié ha defendido que el celibato no funciona para la gran mayoría de los
sacerdotes. En ese sentido, dijo que por esa difícil condición "se crean
las situaciones de doble vida y los problemas de homosexualismo reprimidos,
porque no dejamos que la persona sea quien es".
Cuando el amor se da los
límites no existen y las barreras que eventualmente se puedan dar se rompen.
Así quedó en evidencia en julio pasado en Italia cuando el sacerdote Giulano
Costalunga dejó la curia para contraer matrimonio con su pareja.
Aunque ejerció su pastoral
por varios años en Selva di Progno e Giazza, Costalunga abandonó la Iglesia
para casarse con Paolo, el amor de su vida.
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