Un potente terremoto
de 6,1 grados de magnitud sacudió a Osaka, la segunda ciudad más importante de
Japón, y causó en la zona al menos cuatro muertos, incluida una niña de 9 años,
y más de 350 heridos. Provocó además apagones y la suspensión del tráfico ferroviario
en hora punta.
La niña murió cuando
iba a la escuela. "La parte superior de un muro de 3,5 metros de alto
junto a la piscina del establecimiento se derrumbó y la estudiante quedó
atrapada", explicó Takeshi Hamada, el alcalde de la localidad de Takatsuki,
al norte de Osaka, donde ocurrió el drama.
Un hombre de 80 años
también falleció al caérsele encima una pared así como otro octogenario, que
pereció aplastado por un mueble en su casa, precisó la agencia de prensa Kyodo.
El primer ministro,
Shinzo Abe, aseguró a la prensa que su gobierno se había movilizado con
"el objetivo prioritario de salvar la vida de la gente", y dijo haber
ordenado a su equipo de "reunir rápidamente información sobre posibles
daños.
La Autoridad de
Regulación Nuclear señaló por su parte no haber detectado nada anormal en las
centrales de la región, mientras que varias empresas, entre las cuales los
fabricantes de automóviles Honda y Daihatsu, tuvieron que suspender su
producción para llevar a cabo verificaciones.
El terremoto provocó
apagones en algunas zonas, causando la suspensión del tráfico ferroviario en
hora punta y afectando a más de 170.000 hogares.
Varios edificios en
las ciudades de Osaka y Takatsuki se derrumbaron y al menos seis se
incendiaron, según confirmó el servicio de bomberos nipón, que apuntó a que
algunas personas podrían permanecer atrapadas.
Un incendio se
declaró en una vivienda situada al norte de la ciudad de Osaka, según imágenes
de televisión, que mostraron una calle inundada por la ruptura de un conducto
de agua.
"Estaba
petrificado. No podía hacer nada después del sismo. Me ha recordado el de Kobe
(cerca de 6.500 muertos en enero de 1995). Estaba preocupado por mi hijo que
acababa de irse al instituto. Me he quedado tranquilo cuando me he enterado de
que estaba sano y salvo", contó a la AFP Eiji Shibuya, un hombre de 52
años que vive en Itami, al este de Osaka.
Para otros, este
episodio reavivó el traumatismo del terremoto ocurrido el 11 de marzo de 2011
en el noreste del país, que provocó un terrible tsunami que causó 18.000
muertos y un grave accidente en la central nuclear de Fukushima.
"He pensado que
iba a ocurrir lo mismo", dijo Saki Iwashimizu, una habitante de Osaka de
52 años. "Ha sido tan espantoso".
"El suelo ha
temblado con violencia. Ha sido una fuerte sacudida vertical. Casi todos los
platos han caído y se han roto contra el suelo", explica Kaori Iwakiri,
una enfermera de 50 años.
Tras el terremoto
hubo varios temblores de menor fuerza en la zona, y las autoridades alertaron a
los habitantes de la región contra el riesgo de derrumbes de casas y de
corrimientos de tierra, ya que se esperan lluvias.
Japón se sitúa en el
Cinturón de Fuego del Pacífico, una extensa zona que concentra la mayor parte de
los seísmos y las erupciones volcánicas del planeta.
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