Familiares y amigos
sepultaron este viernes los restos de los tres miembros del equipo periodístico
del diario El Comercio de Ecuador, cuyo asesinato en cautiverio perpetrado
por disidentes de las Farc en Colombia consternó
al país.
El periodista Javier
Ortega (3), el fotógrafo Paúl Rivas (45) y el conductor Efraín Segarra (60)
fueron enterrados juntos en un panteón del norte de Quito, tras varios
homenajes que les rindieron amigos y colegas luego de que sus cuerpos fueron
repatriados desde Colombia el miércoles.
Por Paúl, Javier y
Efraín "¡nadie se cansa!", gritaban familiares y amigos de los
trabajadores del diario El Comercio luego de la última misa de cuerpo presente
que ofrecieron en su honor. Alrededor de los ataúdes, fotógrafos con sus
cámaras en alto disparaban ráfagas con sus flashes.
Los cuerpos de los
tres ecuatorianos fueron recuperados, tres meses después de su secuestro, de
una fosa común en medio de la selva colombiana y rodeada de minas. Su identidad
fue confirmada plenamente este lunes en la ciudad de Cali.
Aunque aún no ha sido
establecida la fecha exacta del crimen, el gobierno ecuatoriano anunció la
muerte del equipo de prensa el 13 de abril, tras la difusión de unas
fotografías que mostraban a las víctimas encadenadas y ejecutadas.
El hallazgo de los
cuerpos puso fin a meses de zozobra, en los que familiares y periodistas
salieron a las calles para pedir justicia, en medio de quejas por la
información contradictoria que ofrecieron los gobiernos de Ecuador y Colombia
desde el secuestro ocurrido el 26 de marzo.
El equipo
periodístico fue capturado por un grupo que dirige el ecuatoriano Walther
Arizala, exguerrillero de las Farc conocido con el alias de Guacho, cuando
realizaban un reportaje en la frontera con Colombia. En la zona operan bandas
del narcotráfico y desde enero han sido atacados retenes y patrullas policiales
y militares.
Los captores
pretendían la excarcelación de allegados a Arizala presos en Ecuador, a cambio
de la liberación de los rehenes. Según los disidentes, la negociación se
frustró por los operativos militares.
Tras los secuestros
del equipo periodístico, Quito y Bogotá lanzaron una cacería contra Guacho, a
quien se le acusa también de tener secuestrados a los ecuatorianos Óscar
Villacís (24) y su compañera Katty Velasco (20).
Sin un mando
unificado, los rebeldes disidentes operan en apartados puntos de Colombia donde
disputan las rentas del narcotráfico y de la minería ilegal. Estos grupos
estarían conformados por unos 1.200 combatientes.
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