Ante el posible
resurgimiento de grupos armados al margen de la ley en varias veredas y
corregimientos de la zona montañosa de Trujillo, la Defensoría del Pueblo
emitió una alerta temprana para evitar que se repitan los hechos que en el
pasado enlutaron a esta población del centro del Valle del Cauca.
Así lo corroboró el
defensor del pueblo, Carlos Alfonso Negret, quien escuchó de viva voz a los
campesinos, líderes comunales y defensores de derechos humanos, quienes
expresaron sus temores por las amenazas que están siendo víctimas por parte de
desconocidos.
En las reuniones que
el funcionario sostuvo este miércoles con los representantes de varias
asociaciones de campesinos y de víctimas del conflicto armado, se supo que
antiguos miembros de la banda delincuencial Los Rastrojos han regresado y han
sido vistos en el corregimiento de La Sonora y en las veredas, La Débora,
Maracaibo, Playa Alta y Culebras, zona que sirve de corredor hacia el Cañón de
Garrapatas.
Se supo además de
campesinos desplazados fueron amenazados cundo quisieron retornar a sus
predios.
“Por favor que el
Ejército haga presencia en la región, no queremos sufrir más por la violencia
que traen estos grupos”, le dijo uno de los líderes campesinos al Defensor del
Pueblo.
Asimismo, se conoció
la denuncia sobre las amenazas que ha recibido la coordinadora de la Mesa de
Víctimas de esa localidad, quien puntualmente indicó, “ser el blanco de los
delincuentes por sus frecuentes denuncias ante las autoridades”.
Frente a estos
hechos, el Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, señaló que, “es
obligación del Estado proteger la vida de los líderes”, por lo que se
comprometió a gestionar ante la Unidad Nacional de Protección, UNP, un esquema
de seguridad para la representante, quien además es funcionaria de la alcaldía
de Trujillo”.
Por su parte, Nelson
Fernández, presidente de la Asociación de Víctimas de Trujillo, Afavit,
denunció que desde hace un mes aproximadamente algunos miembros de la
asociación están siendo amenazados por desconocidos.
Asimismo, indicó que
algunas bóvedas del parque monumento, en donde reposan los restos de más de 300
víctimas de la Masacre de Trujillo han sido profanadas por personas que
ingresan en las noches a pintar grafitis.
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