Una cárcel, un parque, un colegio, un puente, el piso, un callejón, un parque, las escaleras de una loma que parece interminable, un estadio. Cualquier superficie puede pasar de ser un lienzo anodino a un salpicón de colores, especialmente en Cali.
Es que la ciudad es
eso: un museo al aire libre. Por las calles de la capital del Valle es común
encontrarse con muros que retratan niños estudiando, animales salvajes a punto
de cazar, personajes icónicos, el pasado indígena.
En Cali, muchas de
estas obras hacen parte de la colección del Museo Libre de Arte Público de
Colombia, Muli, de la fundación Fundiberarte, que se ha dedicado a recuperar
zonas en las que durante años ha reinado la violencia o que están en el olvido
y que, precisamente gracias al arte, ahora son rincones cubiertos de formas y
colores que son imposibles no notar.
El costado del
‘tobogán’ de la Avenida 8N, junto a la Plazoleta Jairo Varela, está adornado
con chontaduros hechos con mosaicos y fue ensamblada por la artista caleña
Carolina Jaramillo. Las piezas se realizan con insumos donados.
Explica Carolina
Jaramillo, muralista y directora ejecutiva del Muli, que este es un escenario
que desde hace seis años se dedica a dignificar el trabajo de 45.000 artistas y
sus obras en el paisaje citadino.
“El trabajo artístico
es el resultado de una investigación, de una intervención social para lograr la
resignificación territorial y de la generación de acciones para transformar el
comportamiento de las personas frente al territorio y mejorar el entorno”,
cuenta Jaramillo, quien dice que la colección urbana del Muli está compuesta
por 394 obras que están distribuidas en 67 pabellones situados en 14 comunas y
dos corregimientos (Felidia y Villacarmelo).
Uno de esos
territorios que se ha transformado con el poder de los murales son las tres
estaciones del MÍO Cable, donde las miradas se las roban aves de gran tamaño
hechas con mosaicos. En la Comuna 20, en el sector conocido como La Panelera,
también hay 45 peldaños que están llenos de retazos de baldosas y se asemejan a
la escalera de Selarón, en Río de Janeiro.
El costado del
‘tobogán’ de la Avenida 8N, junto a la Plazoleta Jairo Varela, está adornado
con chontaduros hechos con mosaicos y fue ensamblada por la artista caleña
Carolina Jaramillo. Las piezas se realizan con insumos donados.
“Mucha gente no sabe
que estos tesoros están aquí porque no se atreven a subir, pero la verdad es
que el arte ha transformado mucho la zona y ha hecho que la gente se interese
en tenerlo como un estilo de vida o fuente de ingresos. Esto debe aprovecharse
más para fomentar el turismo y ver la ciudad desde otra perspectiva”, asegura
Mario, residente de Brisas de Mayo.
En el oriente de
Cali, Kevin, un estudiante de octavo grado de la institución educativa Nuevo
Latir, dice que tener un mural de gran tamaño dentro del colegio “da mucha más
presencia y lo inspira a uno a ver algo distinto en el entorno. Aquí sabemos
que tenemos que cuidar los murales y no dejar que nadie lo raye, son parte de
nuestra identidad”.
Jaramillo comenta que
si bien la mayoría de las obras han sido realizadas por artistas urbanos
locales e internacionales, en muchas de estas piezas han participado miembros
de comunidades vulnerables.
“La gente puede
encontrar en la técnica del mosaico, por ejemplo, la fórmula para enchapar una
cocina o baños y empezar a trabajar haciendo esto. No es solo dejar un mural,
se trata de empoderar a la comunidad para que se apropie de procesos
productivos positivos que cambien sus dinámicas y hagamos de la ciudad un
espacio más ameno”, asegura la muralista, quien advierte que con estas
intervenciones se han recuperado espacios que solían ser escombreras y donde
hoy la gente, al ver arte, no se atreve a arrojar un chicle.
La Bienal de
Muralismo es un espacio en el que la ciudad renueva su colección de obras
urbanas. De hecho, hasta el 30 de junio de este año estará abierta la
convocatoria nacional para 25 artistas nacionales, 25 artistas nacionales en el
extranjero y 25 artistas internacionales que quieran darle a Cali nuevas piezas
que decoren la ciudad.
El evento se
realizará del 18 de septiembre al 5 de diciembre y contará con exposiciones,
talleres y charlas; además, los artistas realizarán las obras en vivo y en
espacios públicos como el bulevar del río Cali, un parque cercano a la cárcel
de Villahermosa y la antigua estación del tren (hoy sede de Metrocali).
“Cuando terminemos
las obras, se las entregamos todas juntas a la ciudad en distintos sectores
para que los caleños y las personas que nos visitan en la Feria de Cali puedan
disfrutar de un patrimonio adicional a los que ya tenemos”, explica Jaramillo.
Para conocer más
sobre las obras de arte que tiene Cali y han sido realizadas por más de 520
artistas y 40.000 personas de la comunidad, puede ingresar a la página web del
Muli: www.museolibre.org.
Las convocatorias
para participar de este evento en su cuarta versión están abiertas en ocho
categorías:
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