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sábado, 9 de junio de 2018

LAS OBRAS DE ARTE URBANO QUE HACEN DE CALI UN 'MUSEO A CIELO ABIERTO


Una cárcel, un parque, un colegio, un puente, el piso, un callejón, un parque, las escaleras de una loma que parece interminable, un estadio. Cualquier superficie puede pasar de ser un lienzo anodino a un salpicón de colores, especialmente en Cali.

Es que la ciudad es eso: un museo al aire libre. Por las calles de la capital del Valle es común encontrarse con muros que retratan niños estudiando, animales salvajes a punto de cazar, personajes icónicos, el pasado indígena.
En Cali, muchas de estas obras hacen parte de la colección del Museo Libre de Arte Público de Colombia, Muli, de la fundación Fundiberarte, que se ha dedicado a recuperar zonas en las que durante años ha reinado la violencia o que están en el olvido y que, precisamente gracias al arte, ahora son rincones cubiertos de formas y colores que son imposibles no notar.
El costado del ‘tobogán’ de la Avenida 8N, junto a la Plazoleta Jairo Varela, está adornado con chontaduros hechos con mosaicos y fue ensamblada por la artista caleña Carolina Jaramillo. Las piezas se realizan con insumos donados.
Explica Carolina Jaramillo, muralista y directora ejecutiva del Muli, que este es un escenario que desde hace seis años se dedica a dignificar el trabajo de 45.000 artistas y sus obras en el paisaje citadino.
“El trabajo artístico es el resultado de una investigación, de una intervención social para lograr la resignificación territorial y de la generación de acciones para transformar el comportamiento de las personas frente al territorio y mejorar el entorno”, cuenta Jaramillo, quien dice que la colección urbana del Muli está compuesta por 394 obras que están distribuidas en 67 pabellones situados en 14 comunas y dos corregimientos (Felidia y Villacarmelo).
Uno de esos territorios que se ha transformado con el poder de los murales son las tres estaciones del MÍO Cable, donde las miradas se las roban aves de gran tamaño hechas con mosaicos. En la Comuna 20, en el sector conocido como La Panelera, también hay 45 peldaños que están llenos de retazos de baldosas y se asemejan a la escalera de Selarón, en Río de Janeiro.
El costado del ‘tobogán’ de la Avenida 8N, junto a la Plazoleta Jairo Varela, está adornado con chontaduros hechos con mosaicos y fue ensamblada por la artista caleña Carolina Jaramillo. Las piezas se realizan con insumos donados.
“Mucha gente no sabe que estos tesoros están aquí porque no se atreven a subir, pero la verdad es que el arte ha transformado mucho la zona y ha hecho que la gente se interese en tenerlo como un estilo de vida o fuente de ingresos. Esto debe aprovecharse más para fomentar el turismo y ver la ciudad desde otra perspectiva”, asegura Mario, residente de Brisas de Mayo.
En el oriente de Cali, Kevin, un estudiante de octavo grado de la institución educativa Nuevo Latir, dice que tener un mural de gran tamaño dentro del colegio “da mucha más presencia y lo inspira a uno a ver algo distinto en el entorno. Aquí sabemos que tenemos que cuidar los murales y no dejar que nadie lo raye, son parte de nuestra identidad”.
Jaramillo comenta que si bien la mayoría de las obras han sido realizadas por artistas urbanos locales e internacionales, en muchas de estas piezas han participado miembros de comunidades vulnerables.
“La gente puede encontrar en la técnica del mosaico, por ejemplo, la fórmula para enchapar una cocina o baños y empezar a trabajar haciendo esto. No es solo dejar un mural, se trata de empoderar a la comunidad para que se apropie de procesos productivos positivos que cambien sus dinámicas y hagamos de la ciudad un espacio más ameno”, asegura la muralista, quien advierte que con estas intervenciones se han recuperado espacios que solían ser escombreras y donde hoy la gente, al ver arte, no se atreve a arrojar un chicle.
La Bienal de Muralismo es un espacio en el que la ciudad renueva su colección de obras urbanas. De hecho, hasta el 30 de junio de este año estará abierta la convocatoria nacional para 25 artistas nacionales, 25 artistas nacionales en el extranjero y 25 artistas internacionales que quieran darle a Cali nuevas piezas que decoren la ciudad.
El evento se realizará del 18 de septiembre al 5 de diciembre y contará con exposiciones, talleres y charlas; además, los artistas realizarán las obras en vivo y en espacios públicos como el bulevar del río Cali, un parque cercano a la cárcel de Villahermosa y la antigua estación del tren (hoy sede de Metrocali).
“Cuando terminemos las obras, se las entregamos todas juntas a la ciudad en distintos sectores para que los caleños y las personas que nos visitan en la Feria de Cali puedan disfrutar de un patrimonio adicional a los que ya tenemos”, explica Jaramillo.
Para conocer más sobre las obras de arte que tiene Cali y han sido realizadas por más de 520 artistas y 40.000 personas de la comunidad, puede ingresar a la página web del Muli: www.museolibre.org.
Las convocatorias para participar de este evento en su cuarta versión están abiertas en ocho categorías:


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