Un nuevo episodio de
abuso a los turistas que llegan a Cartagena durante la temporada de vacaciones,
se registró en las playas de Bocagrande, en cercanías al hotel Capilla del Mar.
Los visitantes de
origen noruego, ruso y venezolano ordenaron una
‘mariscada’ y algunas cervezas en uno de los módulos que están
instalados al borde del mar, todo iba bien hasta que pidieron la cuenta, según
la factura esa sencilla comida les costaba $1’800.000.
Tras entender que se
trataba de un abuso, el grupo de extranjeros interpuso la denuncia, por lo
que funcionarios de la Secretaría del
Interior y la Policía de Cartagena buscaron a la comerciante que hace parte de
la Asociación de Vendedores del Módulo 11 de las playas, quién reconoció el
cobro excesivo.
De inmediato, las
autoridades procedieron a sellar el establecimiento, y aunque la vendedora
prometió no volverlo a hacer, las directivas de la agremiación a la que
pertenece decidieron suspenderla definitivamente.
Por su parte, la
alcaldesa (e) Yolanda Wong aseguró que esta sanción da cuenta que el grupo
elite, recientemente creado para evitar los abusos a turistas, está
funcionando, “esos son los efectivos de este grupo y la línea de denuncias (316
4739678), un contacto que habilitamos para que los ciudadanos se comuniquen con
nosotros cuando ocurren estos casos”.
La mandataria
interina de Cartagena indicó también, que el nuevo decreto que establece los
precios para la zona turística no solo aplicará durante las temporadas altas,
sino todo el año “lo vamos a institucionalizar para que esté vigente todos los
días del año”.
Al inicio de la
temporada turística, la alcaldesa de Cartagena advirtió que tomaría las
acciones necesarias para poner en cintura a aquellos que realizaran cobros
abusivos, y que no le temblaría la mano para suspender a los operadores
turísticos que atenten contra la imagen de la ciudad, “no lo vamos a permitir.
No vamos a matar la gallina de los huevos de oro”
Este llamado lo hizo
tras los últimos acontecimientos que se
han registrado en las playas de la ciudad, donde a unas turistas chilenas les
cobraron $450.000 pesos, por aceptar la denominada "pruebita" que le
ofrecieron unas masajistas; o la situación que vivió un grupo de jóvenes
norteamericanos que por consumir 12 bebidas les cobraron $550.000 pesos.
Las autoridades
también cerraron por siete días un restaurante en Playa Blanca, en la zona
insular de Barú, por cobrar de más por unos alimentos a turistas. La queja
llegó a la policía y los responsables debieron regresar unos 400 mil pesos, producto
de los servicios prestados.
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