¿Se debería legalizar
el aborto en Colombia?, esa es ahora la pregunta de miles de colombianas y
colombianos luego de que en Argentina el Senado rechazara la legalización.
En Colombia el tema
genera divisiones. Por un lado están las feministas que piden que se abra el
debate y por el otro quienes creen que los tres casos legales en Colombia son
suficientes o que nunca debieron permitirse.
En el 2006, la Corte
Constitucional despenalizó el aborto en el país en tres circunstancias
concretas: cuando la continuación del embarazo constituya un peligro para la
vida o salud de la mujer; cuando la vida del feto sea inviable por cuenta de
una grave malformación y cuando el embarazo sea producto de una violación
sexual, de inseminación artificial o transferencia de óvulo no consentidas, o
de incesto.
La Organización
Mundial de la Salud, OMS, indica en uno de sus más recientes informes que
anualmente en el mundo se producen 56 millones de abortos, de los cuales 22
millones son peligrosos. Tan solo en un
año murieron 47.000 mujeres a causa de abortos riesgosos.
Según Profamilia, en
Colombia se presentan más de 398.000 abortos clandestinos al año y legalmente,
según el Gobierno Nacional, se practican alrededor de 55.000 mil anuales.
Norma Bermúdez
(N.B.), activista feminista y docente universitaria, quien está a favor del
aborto y Yudy Giraldo (Y.G.),
coordinadora de la plataforma ciudadana Unidos por la Vida, quien está en
contra, fueron invitadas a debatir sobre el tema. Estas son sus apreciaciones.
Para Norma Bermúdez,
sí debería legalizarse el aborto, pues
es una práctica tan común que es un asunto de salud pública, “por eso los
estados deben hablar de legalizarlos porque se calcula que más 400.000 mujeres al
año abortan, prohibirlo lo que hace es meterlas al mercado clandestino con
prácticas inseguras, muchas en su desesperación se meten objetos en la vagina y
se hacen daño y hacen lo que sea para interrumpirlo. La prohibición lo que hace
es poner en riesgo a jóvenes y a pobres que son las que más mueren”.
Yudy Giraldo, dice
que no, y afirma que los tres casos de legalización del aborto en Colombia “son
una excusa, pues el 95 % de los casos son bajo el argumento de causa materna,
por ejemplo dicen que tienen estrés grande entonces abortan, y eso es una
alcahuetería con las mujeres, se va volviendo como un método anticonceptivo”.
N.B: "Quienes
están contra el aborto ubican la discusión en el campo moral cuando debe ir más
allá. Yo también me considero pro vida, porque estamos a favor de la vida
digna, con autonomía, estamos a favor de la maternidad social, de que la vida
sea deseada, querida y protegida. Queremos que los hijos sean amados y no como
pasa ahora que hay muchos embarazos no deseados y por eso tenemos en contra
todo".
Y.G: "Nosotros
somos pro vida porque estamos a favor de salvar la vida de la mujer y del bebé.
En nuestros centros de apoyo les mostramos a las mujeres que cuando una mujer
aborta los niños salen descuartizados y quemados. Les abrimos una herida,
metemos el dedo en la llaga para empezar a ayudarles y para que no lo hagan,
porque quienes lo han hecho, esa fecha no se les olvida, deben aceptar su error
y perdonar todo lo que se hizo a ella misma y al bebé".
N.B: "Nadie debe
obligar a alguien a abortar así como nadie debe obligar a alguien parir y a
criar si su conciencia le dice lo contrario. Dicen que a la mujer le queda en
la conciencia y que tiene remordimiento, yo creo que es un asunto de la cultura,
muchas mujeres que han abortado les ha significado la posibilidad de conocerse
más, incluso un sentimiento de liberación energética, porque tiene la
posibilidad de decidir que ese no es el momento, hacerlo y no quedar con el
trauma, es un acto de amor, los hijos deben llegar porque lo desean, porque hay
amor,tiempo y recursos y por eso no estamos condenadas al infierno".
Y.G: "En
nuestros centros de apoyo hemos encontrado que quedan con un trauma grande,
muchas se han intentado tirar a un carro después de hacerlo, además porque los
hombres también sufre el trauma del aborto y muchos no saben eso porque las
mujeres son egoístas y eso ha provocado un declive de personas. Es muy triste
ver a las mujeres con el trauma que eso les deja, porque es algo dolorosísimo que
no se arranca de su vida y de su corazón, las marca de por vida, así no lo
quieran aceptar, tienen depresiones horribles se vuelven adictas a alguna droga
y tienen desórdenes alimenticios".
N.B:
"Necesitamos una anticoncepción con perspectiva de género que haya también
para hombres, necesitamos que sea el aborto sea un derecho y que se garantice
la seguridad, que haya educación sexual desde la infancia, que sea un asunto
del Estado y de salud pública".
Y.G: "Lo que
pasó en Argentina fue fruto de un lobby abortista que se ha implantado en
América Latina. Somos pocos los que ayudamos y trabajamos con las uñas para
ayudar a las mujeres. Hay que seguir trabajando para no permitir que a las
mujeres les cambien y el chip y aborten".
En el 2006 en un
momento de angustia cuando Camila* tenía 22 años se tomó una pasta sin
acompañamiento médico y eso casi le quita la vida.
“Me dieron unos
cólicos impresionantes, una hemorragia espantosa que no paraba y se formó un
charco de sangre como si me hubiesen pegado 30 puñaladas”, cuenta ella. Con su
madre fueron a una clínica al sur de Cali, allí se desmayó y la atendieron de
inmediato. “¡Ella abortó!”, dijo el médico, quien luego le hizo un legrado.
“Yo en ese momento de
mi vida no estaba preparada ni dispuesta a tener un hijo y no me arrepiento de
esa decisión. Cuando lo desee lo tuve y ya tiene cinco años”, cuenta Camila
quien ahora tiene 34 años.
Camila desea que el
aborto sea legal y seguro en Colombia y lamenta la decisión del Senado
argentino. “Cuando sea ley eso va evitar que muchas mueran en la
clandestinidad, así debería ser en todas partes”.
Por otro lado está
Marcela* quien a inicios de los años 80, a sus 16 años, quedó embarazada y ante
el rechazo de su novio decidió abortar. Se inyectó un medicamento de forma
clandestina. “Tuve dolores terribles toda la noche, fue muy traumático, me
sentía culpable, sucia y cargue 30 años con ese dolor”, expresa.
“Me arrepiento toda
la vida de haber abortado, si tuviese la oportunidad de volver a esa época no
lo haría, yo cuento mucho mi proceso y mi dolor, porque uno se siente con
impotencia, imaginate el dolor tan grande que uno le causa a una criatura. Yo
le recomiendo a las mujeres que no lo hagan, lo más maravilloso es tener un
hijo, acariciarlo”, reitera Marcela.
Camila asegura que
hay mucha resistencia e hipocresía, pues “en todas partes ayudan a cualquier
mujer a abortar, en una clínica, en una droguería, hay yerbas, hay cualquier
cantidad de cosas, te dan lo que sea, y podes tomarte un menjurje, un
medicamento y cualquiera puede morir, porque no hay información de ningún tipo,
están culpabilizando, diciendo que le van a quitar la vida a alguien cuando eso
no es así, pero es mi cuerpo y uno decide sobre él”.
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