La Fundación BBVA
otorga el premio Fronteras del Conocimiento a Nubia Muñoz por su contribución
al establecimiento de un nexo entre el virus del papiloma humano y el cáncer de
cuello uterino. Otros siete profesionales también fueron reconocidos.
La Fundación BBVA
acaba de otorgarle el premio “Fronteras del conocimiento” en Cooperación al
desarrollo, “por establecer la relación epidemiológica entre el virus del
papiloma humano y el cáncer de cuello de útero, catalizando así el desarrollo
de vacunas contra una enfermedad de incidencia especialmente elevada entre las
mujeres de países en vías de desarrollo”.
En 2008, La
Asociación Internacional de Epidemiología propuso como candidatos al Premio
Nobel de Medicina al alemán Harald zur Hausen y a la colombiana Nubia Muñoz. La
Academia premió sólo al alemán. La historia de la investigación científica es
una de paciencia.
Según contó El
Espectador, a finales de los años 60 existía una leve sospecha entre la
comunidad médica de que el cáncer de cuello uterino podría ser causado por un
virus. Pero todas las miradas apuntaban al virus del herpes (el tipo 1 produce
los “fuegos” en la boca y el tipo 2 causa una enfermedad de transmisión
sexual).
La colombiana Nubia
Muñoz, también en la búsqueda, trabajaba para la Agencia Internacional de
Cáncer, se interesó por el tema. Un patólogo brasileño, Adonis de Carvahlo, le
contó que en la ciudad de Recife (Brasil) el cáncer de cuello uterino era una
enfermedad muy común entre las mujeres, pero también las verrugas genitales
causadas por el virus del papiloma humano. (Lea también: Una colombiana detrás
del Nobel de Medicina)
Tras recolectar 400
muestras de cánceres de útero, pene y ano, volvió a Lyon y envío las muestras a
dos laboratorios especializados en virus, pero no encontraron nada. Casi dos
años después de la conversación entre Nubia Muñoz y Adonis de Carvahlo, el
alemán Zur Hausen publicó un artículo planteando la hipótesis del vínculo entre
el virus y el cáncer.
Años después, Zur
Hausen y sus colegas lograron desarrollar la técnica con la que se
identificaron las pistas que el virus dejaba en las células: fragmentos de su
ADN escondidos en el material genético.
Esto destrabó la
investigación que había comenzado Nubia Muñoz a principios de los 70. Desde el
desierto turcomano hasta Perú, la apasionada investigadora recorrió 25 países
recolectando muestras de tumores de mujeres enfermas. La única manera de probar
que el virus causaba el cáncer consistía en probar que todas las mujeres con
cáncer habían sido infectadas con el virus, mientras que las mujeres sanas no
habían sido infectadas.
Años más tarde, se
desarrolló un test para detectar fragmentos de ADN del VPH y se identificó éste
en tumores de cuello de útero, el hallazgo principal de Zur Hausen. Según el diario
El Español, eso supuso el pistoletazo de salida para que Múñoz y su mano
derecha, el español Xavier Bosch pusieran en marcha los estudios
epidemiológicos para demostrar la nueva hipótesis: que el VPH era más habitual
en células de cáncer de cuello de útero que en las de tejido sano.
Estos se llevaron a
cabo en España y en Colombia. Fruto de aquel primer estudio -publicado en
International Journal of Cancer-, que comparó la presencia del VPH en 500
mujeres con cáncer de cuello de útero y 500 sanas, llevó a la conclusión clara
de que el patógeno era la causa principal de ese tipo de tumor. (Lea también: La vacuna es eficaz y segura:
Nubia Muñóz)
Las investigaciones
de Nubia Muñóz han sido clave para que dos empresas farmacéuticas desarrollaran
la vacuna contra el virus del papiloma humano.
Nacida en Cali,
Colombia, en 1940, Muñóz fue la hija más pequeña de un agricultor y su mujer
que tenían cuatro hijos más. Su padre falleció cuando sólo tenía seis años por
difteria.
Estos son los otros
galardonados por la Fundación BBVA:
Omar Yaghi – Ciencias
Básicas: por la concepción y síntesis de los nuevos materiales cristalinos MOF
y COF, con alto impacto en la ciencia y en la ingeniería y con aplicaciones
potenciales de gran interés, como la captura y almacenamiento de dióxido de
carbono (CO2) o la captación de agua presente en la atmósfera.
James Allison –
Biomedicina: por demostrar por primera vez la eficacia de la inmunoterapia
contra el cáncer, impulsando así el desarrollo de toda una nueva clase de
fármacos oncológicos.
William Nordhaus –
Cambio Climático: por fundar el campo de la economía del cambio climático
desarrollando “de forma pionera” -explica el acta del jurado- “un modelo que
integra las aportaciones de la ciencia del clima, la tecnología y la economía
para responder a la pregunta: ¿Qué debe hacer el mundo para poner límites al
cambio climático?”
Peter Grant y
Rosemary Grant – Ecología y Biología de la Conservación: por sus aportaciones a
nuestra comprensión de los procesos dinámicos que rigen la evolución en la
naturaleza, desvelando así mecanismos de gran utilidad para el desarrollo de
estrategias eficaces para la conservación de la biodiversidad.
Shafi Goldwasser,
Silvio Micali, Ronald Rivest y Adi Shamir – Tecnologías de la Información y la
Comunicación: por sus contribuciones fundamentales a la moderna criptología que
han hecho posible la transmisión segura de información electrónica en múltiples
ámbitos, y constituyen la base de desarrollos como la firma digital, la
tecnología blockchain y las criptomonedas.
Timothy Bresnahan,
Ariel Pakes y Robert Porter – Economía, Finanzas y Gestión de Empresas: por
fundar y estructurar el campo de la organización industrial empírica, cuyas
sólidas predicciones acerca del comportamiento de los agentes del mercado están
en la base de políticas regulatorias efectivas.
Kaija Saariaho – Música
Contemporánea: por crear una voz personal y reconocible, que entrelaza a la
perfección los mundos de la música acústica y la tecnología, y cuya calidad
única es casi tan visual como sonora
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