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domingo, 10 de junio de 2018

MATAR POR UNA HERENCIA: LAS IMPACTANTES HISTORIAS QUE SACUDEN A CALI



Aquella tarde, y según los testimonios recogidos por los investigadores, una mujer de 37 años, 155 centímetros de estatura, piel trigueña y cabello castaño, identificada como Chirley Vargas Lozano, habría llegado hasta la ‘cancha de la tercera edad’ del barrio República de Israel.
Allí se reunió con un menor de 16 para, presuntamente, proponerle un macabro plan: matar a su propia madre: Virgelina Lozano Vidal. A cambio, el jovencito recibiría $100.000. Él aceptó y de inmediato recibió el dinero.
A la medianoche de ese mismo viernes comenzó el crimen. El homicida ingresó a la casa de Virgelina saltando por el patio y tomó un cuchillo de la cocina. Como la puerta del cuarto de la víctima tenía puesto el seguro, se sentó en la sala a esperar.
Cuando Virgelina se levantó para ir el baño, el muchacho, después de ocultarse en una habitación contigua, la atacó.
Le propinó varias puñaladas en el tórax y en la cabeza, lo que le causó la muerte. En ese momento Gina, 13 años, otra de las hijas de Virgelina, se despertó e intentó auxiliar a su madre en vano.
El homicida apuñaló a Gina en el cuello y en la cabeza. Enseguida le exigió que le indicara dónde estaban las llaves de la reja de la casa para huir. Cuando estaba abriendo, Gina intentó agredirlo, por lo que el muchacho le propició punta pies y la golpeó con un ladrillo. La niña se desmayó. El agresor supuso que había muerto.
Durante la madrugada, le dijo Gina a los investigadores, tomó sorbos de agua hasta que se quedó dormida. Horas más tarde, la encontró su padre.
Según las pistas que están siguiendo las autoridades, Virgelina temía que algo le pudiera ocurrir. Días antes del homicidio había tenido un altercado con la familia del joven que la asesinó; vecinos suyos, descubrió que habían hecho instalaciones fraudulentas para tomar la energía de su casa después de que les cortaran los servicios públicos, por lo que los denunció ante Emcali.
Pero el móvil del crimen no fue exactamente ese altercado. Los investigadores de la Policía sospechan que Chirley presuntamente contrató al joven – aprovechando los conflictos que había tenido con la víctima – para asesinar a su madre después de meses de discusiones por la posesión de una casa de la familia; una herencia.
Según el Observatorio de Seguridad de la Alcaldía, en los últimos tres años en Cali cinco personas han sido asesinadas por sus familiares debido a problemas por herencias.
En 2016 se registraron tres casos; en 2017, uno; y el ocurrido con Virgelina Lozano Vidal en este 2018. 
La información sobre las otras víctimas es bastante escueta. Del primer caso ocurrido en 2016 se sabe que el fallecido se dedicaba a “oficios varios”, que tenía 25 años, que lo mataron en una vía pública con arma de fuego en el barrio Potrero Grande.
"Está comprobado que los maltratos durante la infancia pueden generar conductas antisociales en el futuro",
El segundo caso de ese año sucedió en El Caney. De la víctima solo se conoce que fue una ama de casa de 44 años.
Lo mismo ocurre con la tercera víctima. En los registros se lee: “caso El Jardín, arma cortopunzante, pensionado, hombre, vía pública, 61 años”.
En 2017 quien murió debido a una herencia fue un vigilante de 49 años, asesinado en el barrio Los Robles.
En el informe anual de homicidios de la ciudad aparece un dato que llama la atención: en 2016 fueron asesinadas 108 personas, “por problemas asociados con el patrimonio”; en 2017 fueron 105; 213 víctimas en total, casi 3 asesinatos cada diez días.
Sin embargo, en el Observatorio de Seguridad de la Alcaldía aclararon que aquellos no son homicidios relacionados propiamente por herencias, sino por hurtos: personas que les arrebataron la vida por despojarlos de un celular, un reloj, una bicicleta, nada.
Un fiscal que exigió la reserva de su nombre reconoce que en Cali no son comunes los crímenes cuyos móviles son las herencias, pero, explicó, en departamentos como el Cauca o el Tolima se presentan con más frecuencia y sobre todo “por linderos”: conflictos por la tierra.
Aunque en la ciudad hay una herencia famosa que se ha disputado a muerte: la de Humberto Arias, el expresidente del Deportivo Cali, quien le dejó sus bienes a sus tres hijos: Humberto Arias Bejarano, Carlos Humberto Arias Guinand y Christian Bryan Arias González, todos de madres distintas.
El contador de la familia, Carlos Alberto Sarria, fue asesinado en 2015, y según el testimonio de un sicario, alias Jefry, fue Humberto Arias Bejarano, el hijo mayor del dirigente deportivo, quien ordenó el crimen.
A Carlos Arias Guinand, otro de los hijos de Humberto Arias, le cometieron además un atentado el 31 de marzo de 2010, un año antes de que muriera su padre.
Los registros de la prensa nacional también están repletos de noticias de gente que mata a su hermano, a su tío, a su mamá, por dinero.
En 2014 en Bucaramanga un abogado ordenó matar a su abuela de 90 años para cobrar una herencia de $2000 millones y cubrir una deuda. Un juez lo condenó a 17 años de cárcel.
En 2015, en el barrio Nuevo Horizonte de Sabanalarga, Atlántico, fue capturado Kevin Díaz Charris, acusado de ser el autor intelectual de la muerte de su padre, Wilder Manuel Díaz Tordecilla, de 46 años.
Presuntamente, Kevin pretendía apoderarse de una herencia de $18 millones. 
"Es posible que otras personas manipulen a los individuos con trastornos antisociales para que ejecuten este tipo de hechos",
El psiquiatra forense Óscar Díaz asegura que la mayoría de este tipo de crímenes son consecuencia de familias disfuncionales. La muerte de alguno de los miembros del clan es el fin extremo de una historia de maltratos, resentimientos, disputas que nunca terminan por solucionarse y en cambio el rencor cada vez se hace más evidente.
Un sentimiento que, continúa el psiquiatra, es de mucho cuidado en personas con conductas antisociales. Gente que jamás sigue las normas preestablecidas, actúa por impulso, y por lo regular no siente arrepentimiento de sus actos, sino por el contrario, la certeza de haber hecho lo que debían.
El joven que mató a Virgelina Lozano Vidal se entregó a las autoridades; Chirley Vargas Lozano, quien se encuentra en estado de embarazo, no aceptó los cargos.
En 2016, por problemas de convivencia, 442 personas fueron asesinadas en Cali; en 2017 fueron 387, según el Observatorio de Seguridad de la Alcaldía.
Élmer ‘Pacho’ Herrera, el cuarto hombre del Cartel de Cali, llegó a ser uno de los capos más ricos del país. Su dinero lo invirtió en unidades residenciales, casas, lotes y fincas.
Dicha fortuna fue disputada por sus hermanos, un sobrino e incluso un reconocido locutor de Cali, quienes, según las autoridades, presuntamente intentaron a través de amenazas y otras maniobras apoderarse de las propiedades del capo.
Tras el asesinato de ‘Pacho’ Herrera en 1998 en un conflicto con el Cartel del Norte del Valle, la Fiscalía inició un proceso de extinción de dominio a cinco mil de sus bienes, muchos de ellos en poder de testaferros que fueron amenazados por miembros del Cartel del Norte del Valle, quienes finalmente se apoderaron de las propiedades.
En 1999, justo por esa guerra, fueron asesinados dos abogados del capo: el exprocurador Guillermo Villa Alzate, y Vladimir Ilich Mosquera. También mataron a un contador y a otros dos juristas.
Posteriormente, los miembros que quedaron de la familia Herrera emprendieron una nueva disputa para recuperar esas propiedades.
De otro lado, otra de las herencias que acabaron familias en la región fue la de los hermanos Carlos Andrés Grajales Gamba y Jairo Grajales Ospina, hijos extramatrimoniales del empresario Ángel Jaime Grajales Santa, dueño del Parador de Buga. A los hermanos Grajales los acusaron de haberse apoderado de manera ilegal de ese establecimiento público.
Según la investigación, los hermanos se aprovecharon de que su padre sufría de Alzheimer para falsificar poderes, supuestamente firmados por su papá, que les acreditaban como propietarios del negocio. 
El objetivo era recibir $11.000 millones de los $15.000 millones que debía girar el Instituto Nacional de Concesiones, Inco, por orden judicial de la jueza Segundo Civil del Circuito Norela Acosta Tenorio, para compensar la expropiación del predio y dar continuidad al proyecto de la Malla Vial del Valle del Cauca

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