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lunes, 28 de mayo de 2018

EL OASIS EN EL SALADITO DONDE SOBREVIVEN ESPECIES DE FLORA Y FAUNA EN VÍA DE EXTINCIÓN



Un refugio para las plantas que están amenazadas o en peligro de extinción; un lugar de descanso seguro para varios animales y al que muchas aves llegan a alimentarse. Se trata de un bosque conocido como ‘Arboretum Dolmetsch’, de 18.000 metros cuadrados, que se ubica en El Saladito, corregimiento de Cali, donde están sembradas 1800 especies de plantas.
A 12 kilómetros de la vía que conduce de Cali hacia Buenaventura, se puede encontrar este ‘jardín botánico’ o arboretum, es decir, un sitio de colección de árboles y de plantas que se quieren preservar para la posteridad.
El bosque nació hace 38 años por iniciativa de Ángela Cuevas, su esposo Francois Dolmetsch y el paisajista Álvaro Calonje, con un fin ecológico medio ambiental: “preservar especies del bosque andino, que fueran importantes a nivel planetario, y que estuvieran amenazadas o en peligro de extinción.
“Por ejemplo, Colombia tiene 38 especies de magnolias, la gran mayoría están en vía de extinción o muy amenazadas y en el arboretum tenemos un programa para preservarlas”, cuenta Calonje, un amante de la naturaleza, especialista en paisajismo y docente de la Universidad del Valle y la Pontificia Universidad Javeriana.
La idea de crear el jardín surgió un día inesperado: Calonje y Dolmetsch se encontraron en una reunión y en medio de la conversación, Francois le comentó a Álvaro que su sueño era tener un jardín que se pareciera a los de sus antepasados, pues dos generaciones atrás, su familia había tenido dos jardines en el norte de Escocia. Siempre que él viajaba a ese país en tren, se quedaba asombrado por la belleza de los mismos, por ello, la pasión por la naturaleza se quedó incrustada en su corazón, al igual que el anhelo de tener uno de estos ecosistemas en su casa en Colombia.
Este deseo se le unió a la pasión también de Álvaro, quien recuerda que desde muy pequeño cuando salía de casa no le interesaba observar los vehículos ni a las personas, sino solo los árboles, pues le parecían muy bonitos. A este paisajista, que ya había trabajado en diseño de jardines, lo contrató la familia Dolmetsch para hacer el diseño de su tan anhelado bosque, el cual tenía como propósito primario ser “un jardín modelo para las personas, es decir, la idea era que al visitarlo, se antojaran de tener uno”, expresa Ángela Cuevas.
En este jardín se han capacitado grupos de afrodescendientes para construir viveros comunales.


Sin embargo, todo lo planeado se fue transformando y se convirtió en una colección de árboles, en un espacio educativo, lúdico y de oportunidad de formar campesinos para cultivar plantas.
Actualmente, el arboretum está dividido en varias zonas; entre ellas, se encuentra el bosque que tiene un énfasis muy grande en palmas, hay 50 palmeras con 30 variedades. “Las palmas son, quizá, la familia más bonita de la naturaleza. Colombia tiene 400 especies, tenemos la más alta del mundo, que es la palma de cera del Quindío, también la más pequeña, que se llama Reinhardtia, que crece en el chocó”, asegura Calonje.

Otra familia de especies que se encuentra en este parque se llama cicadáceas, las cuales están en el planeta hace 200 millones de años y compartieron el mundo con los dinosaurios. En este momento hay 350 especies en el planeta, Colombia tiene 23 especies diferentes.
“Estas plantas, que tienen una apariencia bastante extraña sobrevivieron muy bien por muchos años, pero ahora con la destrucción de los bosques, las estamos perdiendo a pasos acelerados, por eso se hace necesario tener programas para preservarlas. La Sociedad Colombiana de Cicadáceas tiene un programa para capacitar campesinos para que produzcan semillas y así poder empezar a exportarlas. En el arboretum estamos trabajando en ese programa con ellos”, afirma Calonje.
También, en este bosque se hace un trabajo especial con los pinos colombianos “porque son muy importantes para la ecología y para la parte productiva del país, ya que son árboles de madera muy finos.
Igualmente, el jardín está rodeado de heliconias, porque son las favoritas del colibrí”. El género heliconia presenta aproximadamente 250 especies en el mundo, Colombia es el que mayor número tiene, cerca de 93.
Los árboles de la familia verbena, sietecueros, y el mortiño hacen parte del arboretum porque son plantas especiales que atraen las aves.
Precisamente, este bosque además de estar adornado con hermosas y variadas plantas, también está rodeado de muchas aves que visitan el lugar.
El vivero sirve para apoyar el mantenimiento del jardín y generar empleo a personas de la región.
Las más asiduas son el barraquero y las guacharacas, en tanto que una de las más lindas es la tangara multicolor.
“Hacemos un esfuerzo grande para tener árboles que atraigan o sean comida para los pájaros, y tal vez el mejor de todos es la especie de miconia, una planta de la familia sietecueros, que produce unas frutas que atraen muchas aves”, anota Calonje.
No solo plantas
Al arboretum lo visitan animales como guatines, armadillos, zorros, felinos de la especie jaguarundi y monos.
Además, tiene una huerta que produce alimentos orgánicos como espárragos, berenjenas, cebolla, lechuga y zanahoria
Igualmente, cuenta con un vivero donde se venden variadas plantas.

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