Un refugio para las
plantas que están amenazadas o en peligro de extinción; un lugar de descanso
seguro para varios animales y al que muchas aves llegan a alimentarse. Se trata
de un bosque conocido como ‘Arboretum Dolmetsch’, de 18.000 metros cuadrados,
que se ubica en El Saladito, corregimiento de Cali, donde están sembradas 1800
especies de plantas.
A 12 kilómetros de
la vía que conduce de Cali hacia Buenaventura, se puede encontrar este ‘jardín
botánico’ o arboretum, es decir, un sitio de colección de árboles y de plantas
que se quieren preservar para la posteridad.
El bosque nació
hace 38 años por iniciativa de Ángela Cuevas, su esposo Francois Dolmetsch y el
paisajista Álvaro Calonje, con un fin ecológico medio ambiental: “preservar
especies del bosque andino, que fueran importantes a nivel planetario, y que
estuvieran amenazadas o en peligro de extinción.
“Por ejemplo,
Colombia tiene 38 especies de magnolias, la gran mayoría están en vía de
extinción o muy amenazadas y en el arboretum tenemos un programa para
preservarlas”, cuenta Calonje, un amante de la naturaleza, especialista en
paisajismo y docente de la Universidad del Valle y la Pontificia Universidad
Javeriana.
La idea de crear el
jardín surgió un día inesperado: Calonje y Dolmetsch se encontraron en una
reunión y en medio de la conversación, Francois le comentó a Álvaro que su
sueño era tener un jardín que se pareciera a los de sus antepasados, pues dos
generaciones atrás, su familia había tenido dos jardines en el norte de
Escocia. Siempre que él viajaba a ese país en tren, se quedaba asombrado por la
belleza de los mismos, por ello, la pasión por la naturaleza se quedó
incrustada en su corazón, al igual que el anhelo de tener uno de estos
ecosistemas en su casa en Colombia.
Este deseo se le
unió a la pasión también de Álvaro, quien recuerda que desde muy pequeño cuando
salía de casa no le interesaba observar los vehículos ni a las personas, sino
solo los árboles, pues le parecían muy bonitos. A este paisajista, que ya había
trabajado en diseño de jardines, lo contrató la familia Dolmetsch para hacer el
diseño de su tan anhelado bosque, el cual tenía como propósito primario ser “un
jardín modelo para las personas, es decir, la idea era que al visitarlo, se
antojaran de tener uno”, expresa Ángela Cuevas.
En este jardín se
han capacitado grupos de afrodescendientes para construir viveros comunales.
Sin embargo, todo lo planeado se fue transformando y se convirtió en una colección de árboles, en un espacio educativo, lúdico y de oportunidad de formar campesinos para cultivar plantas.
Sin embargo, todo lo planeado se fue transformando y se convirtió en una colección de árboles, en un espacio educativo, lúdico y de oportunidad de formar campesinos para cultivar plantas.
Actualmente, el
arboretum está dividido en varias zonas; entre ellas, se encuentra el bosque
que tiene un énfasis muy grande en palmas, hay 50 palmeras con 30 variedades.
“Las palmas son, quizá, la familia más bonita de la naturaleza. Colombia tiene
400 especies, tenemos la más alta del mundo, que es la palma de cera del
Quindío, también la más pequeña, que se llama Reinhardtia, que crece en el
chocó”, asegura Calonje.
Otra familia de
especies que se encuentra en este parque se llama cicadáceas, las cuales están
en el planeta hace 200 millones de años y compartieron el mundo con los
dinosaurios. En este momento hay 350 especies en el planeta, Colombia tiene 23
especies diferentes.
“Estas plantas, que
tienen una apariencia bastante extraña sobrevivieron muy bien por muchos años,
pero ahora con la destrucción de los bosques, las estamos perdiendo a pasos
acelerados, por eso se hace necesario tener programas para preservarlas. La
Sociedad Colombiana de Cicadáceas tiene un programa para capacitar campesinos
para que produzcan semillas y así poder empezar a exportarlas. En el arboretum
estamos trabajando en ese programa con ellos”, afirma Calonje.
También, en este
bosque se hace un trabajo especial con los pinos colombianos “porque son muy
importantes para la ecología y para la parte productiva del país, ya que son
árboles de madera muy finos.
Igualmente, el
jardín está rodeado de heliconias, porque son las favoritas del colibrí”. El
género heliconia presenta aproximadamente 250 especies en el mundo, Colombia es
el que mayor número tiene, cerca de 93.
Los árboles de la
familia verbena, sietecueros, y el mortiño hacen parte del arboretum porque son
plantas especiales que atraen las aves.
Precisamente, este
bosque además de estar adornado con hermosas y variadas plantas, también está
rodeado de muchas aves que visitan el lugar.
El vivero sirve
para apoyar el mantenimiento del jardín y generar empleo a personas de la
región.
Las más asiduas son
el barraquero y las guacharacas, en tanto que una de las más lindas es la tangara
multicolor.
“Hacemos un
esfuerzo grande para tener árboles que atraigan o sean comida para los pájaros,
y tal vez el mejor de todos es la especie de miconia, una planta de la familia
sietecueros, que produce unas frutas que atraen muchas aves”, anota Calonje.
No solo plantas
Al arboretum lo
visitan animales como guatines, armadillos, zorros, felinos de la especie
jaguarundi y monos.
Además, tiene una
huerta que produce alimentos orgánicos como espárragos, berenjenas, cebolla,
lechuga y zanahoria
Igualmente, cuenta
con un vivero donde se venden variadas plantas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario