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miércoles, 23 de mayo de 2018

EL ROSTRO FAMILIAR DE IVÁN DUQUE, EL "POLÍTICO APASIONADO" DEL CENTRO DEMOCRÁTICO


POR REDACCIÓN DE EL PAÍS

Iván significa “aquel que Yavhé ha dado gracia”. Debe ser por eso que en redes sociales muchos aseguran que su postulación como candidato presidencial del Centro Democrático le llegó como caída del cielo.
Eso y otras cosas se dicen en redes sociales de Iván Duque desde que se hizo público su deseo de dirigir los destinos del país. La sátira se incrementa al tiempo que se eleva su porcentaje de preferencia entre los colombianos en las encuestas que se realizaron con los posibles votantes.
Lo que no saben muchos de sus oponentes políticos e incluso seguidores es que Iván Duque, aunque es abogado interesado en los temas económicos, desde niño ha estudiado la política nacional. María Fernanda Yepes, actriz y novia en la adolescencia de Iván, cuenta que desde los 15 años él mostró sus deseos de ser Presidente de la República: “Desde chiquito le encantaba la política; era muy estudioso”.
El país también desconoce que ni Iván ni su familia les prestan atención a los comentarios desobligantes en Twitter o Facebook. Tampoco se imaginan que las madrugadas en la casa de Iván Duque son un “despelote”. Que se levanta de lunes a viernes a las cinco de la mañana a ayudarle a su esposa María Juliana a bañar y a vestir a sus tres niños.
Que mientras esperan la buseta que los llevará al colegio, conversan de lo divino y lo humano. Que en ese lapso analizan las portadas de los periódicos, no importa que los chiquillos todavía no superen los diez años de edad.
Tal vez presuman que él es feliz rodeado de su familia, pero lo que obvian es que alcanza la gloria viendo películas y comiendo maíz pira con sus pequeños. Que de tanto cantar “un olor a tabaco y chanel” se lo contagió a su mamá. Que las canas no son pintadas, que le empezaron a salir después de los 30.
Tampoco imaginarán que aunque es nacido en Bogotá, es un gran bailarín, que canta en las reuniones familiares, que de adolescente tuvo una banda de rock. Su mamá dice que se deleita con un buen libro, que le gusta la poesía. Que cuando él era tan solo un niño se sentaba cerca de la radio para escuchar las grabaciones de los discursos de Jorge Eliécer Gaitán.
Es que —explica su mamá Juliana— Iván toda la vida ha sido un apasionado por la política, no porque se le haya infundado, pero sí puede ser porque es hijo de una politóloga y un político, precisa. Entonces, desde muy pequeño Iván se interesó por entender la realidad nacional y hablar de los problemas del país, no importa que gran parte de su vida la haya pasado en el exterior.
Sus rivales y seguidores tampoco sabrán que guarda una colección con los discursos del hombre emblema del liberalismo en Colombia. Pero a Gaitán no es el único al que siguió. También ha estudiado a Luis Carlos Galán. Es un lector voraz y su obra preferida es La Arena, de Richard Nixon, que recrea los pasajes más asombrosos de la vida del expresidente republicano de Estados Unidos, único en dimitir de su cargo por un escándalo de corrupción.
Iván no es un hombre de estar bajo las sombras. Tiene un ‘padrino político’ reconocido por sus discursos explosivos, de temperamento fuerte. Pero él, sostiene su madre, es un hombre tranquilo, que pocas veces pierde el control ante situaciones frustrantes, críticas o adversas.
A él lo que sí lo descompone es la deslealtad, el engaño. Y aunque esa revelación puede dejar tranquilos a los seguidores uribistas que temen una traición, Juliana también resalta el carácter fuerte de su hijo, por eso sostiene que “él no es ningún títere”.
Tampoco es un hombre de odios. Es que en su casa son librepensadores. Allí se respetan las ideas contrarias, no importa si son de fútbol, de política o “de lo que fuera”. Iván nació en el seno de una familia liberal. Él es hincha de la ‘Mechita’, su papá (ya fallecido) era seguidor del DIM y su mamá del Atlético Nacional.
Su esposa, María Juliana, es consciente de que ese ambiente de recogimiento que los ha albergado durante los últimos quince años puede desaparecer con las carreras que le traería la Presidencia de su esposo. Pero dice que está dispuesta a acompañarlo y a multiplicarse en casa porque con Iván, el país tendrá una gran oportunidad para encontrar el camino que lo lleve a la innovación, que despierte su creatividad, que corrija las brechas sociales.
Iván, “el misericordioso”, según el significado de su nombre, también es un hombre íntegro, dice su madre. Por eso, coincide con María Juliana, su nuera, al considerar que su hijo puede ser el Presidente que traiga la equidad a Colombia y erradique los odios enquistados en esta sociedad.
Aunque el candidato del Centro Democrático sea un hombre “lleno de gracia”, su mamá asegura que no es por eso que será Jefe de Estado: “No fue un niño como cualquier otro. Desde chiquito supe que iba a llegar lejos, él ha estudiado para formarse, para respetar. Es honesto y trabajador”.
María Juliana es su esposa desde hace quince años, dice él que es su polo a tierra y quien trata de llenar los espacios que por la campaña presidencial él ha tenido que dejar en su hogar.
Iván Duque Márquez nació en Bogotá hace 41 años. Tiene tres hijos (Luciana, Matías y Eloísa)
Es abogado de la Universidad Sergio Arboleda, tiene un máster en Derecho Económico, en American University y otro en Gerencia de Políticas Públicas de la Georgetown University.
Fue senador del Centro Democrático en el periodo 201-2018.
Fue jefe de la División de Cultura, Creatividad y Solidaridad en el BID, consejero Principal de la Dirección Ejecutiva para Colombia, Perú y Ecuador en el BID .

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