La forma de resolver
diferencias y conflictos en los salones de clase de las instituciones
educativas del país, se está orientando, según el analista de seguridad Camilo
Nieto, de manera preocupante hacia la violencia pues “cuando se habla de
entornos escolares se identifican 1400 casos, de los cuales 1088 requieren
atención médica inmediata porque los menores se están agrediendo con armas
contundentes o cortopuzantes”.
De acuerdo con el
experto de la Universidad Central, otro de los hechos que preocupa a los
docentes es que esa violencia, en un hecho sin precedentes, “se inicia desde
los 7 años, hace 4 años iniciaban a los 14 y hoy van hasta los 18 años, lo que
nos preocupa es que hay dos picos en los entornos escolares y que coinciden en
las horas de salida de las jornadas”.
En el 22% de las
riñas que se presentan en los colegios hay un arma blanca. Los contextos
sociales también afectan a los ambientes escolares. Llegamos hasta la localidad
de Ciudad Bolívar, uno de los sectores vulnerables de Bogotá con una presencia
conocida de fenómenos como el hurto callejero y el microtráfico.
Sandra Camacho
coordinadora de convivencia de la institución educativa Fanny Mickey, destaca
que “a veces se encuentran relatos de los niños en donde le dicen que está
cargando una navaja y la justificación es que ellos viven en la parte de arriba
de Ciudad Bolívar y es para defenderme en el camino”.
Pero además de servir
para su propia según el profesor Erick Holguín, “pareciera que hay una
costumbre y es que cuando uno pasa a bachillerato tiene que cargar un arma,
muchos son estudiantes sanos que ven a sus otros compañeros armados y escogen
no estar excluidos de los parches y también las portan”.
Malos entendidos,
intolerancia y en algunas ocasiones la sola simple idea de generar caos puede
ser el detonante para una riña pues “si a un chico le roban algo y no se da
cuenta entonces hay otro que señala a fulanito incluso sin estar seguro y por
ahí empiezan los conflictos” añade Holguín tras destacar que “algunos casos se
han presentado, en donde la tolerancia es tan baja que con armas blancas un
chico agrede a otro”.
De acuerdo con Nadia
Cortés, directora del programa de Sociología de la Universidad Externado de
Colombia, el ambiente en el que se desarrollen los niños especialmente durante
la primera infancia, será fundamental para moldear el comportamiento de los
menores en su futuro.
“Los comportamientos
agresivos tienen origen en el ambiente familiar, es ahí en donde los niños y
las niñas pasan la mayoría del tiempo casi que viendo y haciendo lo que los
adultos hacen, entonces los niños imitan estos modelos en sus espacios como el
ambiente escolar”, asegura la socióloga.
Orientación y
acompañamiento, son las dos tareas en las que se han concentrado los docentes
en las instituciones educativas, buscando evitar que la violencia se tome por
completo, los escenarios estudiantiles.
“Desde el colegio lo
que se trata de enseñarles a ellos es que hay otras opciones y que el uso de un
arma es peligroso tanto para otros, como para ellos mismos”, puntualiza el
profesor Holguín.
Desde 2015 se
promovió en grandes ciudades capitales, incluyendo Bogotá, la denominada ley de
convivencia y seguridad en los ambientes estudiantiles que establecía la
conformación de comités de convivencia y la participación activa de los padres
de familia. Para los expertos, las cifras entregadas por las autoridades sobre
riñas entre estudiantes, da cuenta que estas medidas no se están aplicando.
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